Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

DEJEMOS EL LUTO DE NUESTRA APATÍA

Vivir adviento es oportunidad de vivir resurrección, vida, salvación, liberación. No es posible que tengamos estos momentos en nuestro caminar de fe y los desperdiciemos viviendo en el luto de nuestra tristeza, de nuestro miedo absurdo. No podemos ignorar que el Señor ha mandado rebajar todo monte de altanería, de orgullo, de soberbia; y ha mandado rellenar también todos los barrancos de culpas, de miedos, de tristezas, de baja autoestima, de desesperanza, de vergüenza. Aprovechemos pues que lo único que tenemos que hacer es bajar nuestra mirada de las nubes y dirigirla a los corazones de nuestros hermanos, ahí donde nace el Señor. Y también debemos levantarnos de nuestras miserias, de nuestras caídas, porque el Señor quiere que caminemos con Él, no quiere que vivamos siempre con el peso de la culpa. No somos esclavos sino hijos libres guiados por la Gracia. No seamos apáticos sino empaticemos con la ternura del Niño que esperamos.

NO SEAMOS CIEGOS

La ceguera no sólo es física sino espiritual. Nos gusta mirar pero no sabemos mirarnos. ¡Cuánto daño hacemos cuando no sabemos mirar! Es sólo a través del saber mirar que experimentamos el respeto a los demás, es sólo mirándonos a nosotros mismos que aprendemos a vivir misericordia desde el reconocimiento de nuestras propias miserias. Si esta Navidad no sabemos mirar, perderemos la oportunidad de preparar el corazón y se nos irá la oportunidad de hacerlo por estar mirando cosas que no son relevantes y son, además, ajenas a las experiencias verdaderas de Navidad: amor, reconciliación, perdón, unión, comprensión, liberación y salvación.

ME LLAMAS SIENDO IMPERFECTO

Evangelio según san Mateo 9, 9-13 ¿Cuál es tu lógica, Señor? Te hiciste rodear de gente imperfecta que se convirtieron en tus amigos después de experimentar la verdadera amistad contigo. Y aún así te abandonaron, llenos de miedo no querían ver a nadie, aterrados de ser señalados te negaron. ¿Cuál es tu lógica, Señor? que después de todo esto los buscaste y les diste lo que más necesitaban: "Tu Paz". La historia se repite en cada uno de nosotros. Nos has llamado, no porque seamos perfectos, sino por Tú nos has elegido. Te hemos abandonado, hemos huido, te hemos negado y nos hemos dejado embargar por el miedo y la desesperanza, y por encima de todas nuestras imperfecciones sigues ahí, frente a nosotros, diciéndonos: Ten Paz, aquí sigo contigo, te necesito, sígueme . Que tu Paz, Señor, me transforme día a día, como transformó a tus discípulos, para seguirte y no dejar de insistir en tu proyecto, que es el mío también: predicar y hacer vivir Salvación. Que mis er...

AMOR DESDE MI PECADO

Evangelio según san Lucas 7, 36-50 Si no tuviera fe en ti, Señor, y no confiara en tu gran misericordia estaría hundido en mis culpas y miedos. Nadie es perfecto frente a ti y yo también reconozco mi pecado, aquél en el que decidí vivir alejándome de ti, el que provocó heridas a quienes menos quería lastimar, el que trajo a mí un vacío y un sinsentido aterrador. Desde ese pecado Tú me levantaste, Señor, me amaste y sanaste la herida que yo provoqué en mí mismo. Me llenaste tanto de Ti que al recordar aquel error me mueve ya no a culparme sino a amar más. Enséñame a transpirar el perfume de tu perdón, con el que Tú ungiste y sanaste mi corazón. Déjame ser ahora yo quien unja a mi hermano, al que más lo necesita para que, experimentando juntos tu misericordia, dejemos de ver nuestro pecado como sentencia de muerte convirtiéndolo, con el arrepentimiento, en oportunidad de vida en la compasión, la humildad y el amor. Fray Pedro

¡BUSQUEN EL AMOR!

1 Cor 12, 31 - 13, 13 Señor, hay días que pasan llenos de ocupaciones y preocupaciones, de compromisos, de distracciones y hasta de ocio; todo esto hace que olvide muchas cosas realmente valiosas e importantes. Hoy me pregunto cuánto he descuidado el Amor. ¿Acaso es mi propósito diario el buscarlo y vivirlo? ¿Será que me empeño en expresarlo y hacerlo vivir a los demás? ¿Lo persigo y lo antepongo a todo? Tengo que superar esos sentimientos que ahogan el deseo de amar. Te pido, Señor, que me ayudes a fijar mi meta en el Amor. Quiero abrazarme a Ti, Tú que eres el Amor, para que mi corazón se nutra siempre de esta fuente hermosa e interminable. No quiero tener miedo, quiero vencer mis culpas, tengo que superar mis dudas, deseo vivir en la verdad y gozar de libertad, todo para que mi corazón se abra más fácilmente a esa experiencia de Amor. Dame tu bendición para ser sacramento de tu Amor y que mi vida sea una expresión de lo que Tú deseas para mí y para mis herm...

DIVERSIDAD, UNIDAD Y COMPASIÓN

1 Cor 12, 12-14. 27-31 ¡Cuántos son nuestros esfuerzos para relacionarnos contigo, Señor! Pocos o muchos, ellos van marcando nuestro camino en la fe, en la esperanza y en la caridad. Hay algunos que dan pasos muy significativos y abren sus ojos a la realidad que Tú anhelas para nosotros. Otros tantos nos demoramos un poco más, en ocasiones incluso retrocedemos, pero no nos gana el desánimo. Lo que quiero que mi corazón entienda hoy es que para llegar hasta Ti has enriquecido mi vida con hermanos, todos ellos diferentes, con historias peculiares, en las que Tú te has manifestado de una u otra manera para que te puedan experimentar. A pesar de la diversidad en historias y experiencias, nos une ese anhelo que nace en tu Corazón: hacer y ser común-unión (comunión), ayudarnos unos a otros, cuidarnos unos a otros, sanarnos unos a otros, darnos consejos unos a otros, perdonarnos unos a otros, enseñarnos unos a otros y guiarnos unos a otros hacia ti con un paso firme y seguro....

¿CON EL CORAZÓN O CON MI PROYECCIÓN?

Evangelio según san Lucas 6, 39-42 Es difícil que dejemos de ver los errores en los demás. Es aún más difícil ocuparnos de descubrir nuestros errores. Optamos por lo más sencillo, criticando a los hermanos, para no vernos envueltos en conflictos con nuestras propias faltas. Basta abrir la boca para lastimar con nuestro juicio y dejar ver que no son más que mis propias proyecciones las que me llevan a ser tan mordaz en mis sentencias. "Lo que me choca me checa". Y pasa seguido que cuando algo me causa conflicto en mi persona lo rechazo, aún con más repulsión, en los demás. ¿Qué clase de discípulo soy? ¿A quién quiero engañar? Hoy quiero pedirte, Señor, que me cierres la boca y que me des valor para reconocer mis errores, mis conflictos, mis hipocresías, mis incoherencias. Ayúdame a trabajar mi persona para que cuando quiera hablar de un hermano, lo haga con mis conflictos resueltos y mi corazón en la mano, de tal manera que mi crítica sea siempre para construi...

TEN CUIDADO CON LO QUE DICES SABER

1 Cor 8, 1-7.11-13 Una de las expresiones de la compasión es el cuidado del otro, y ponerse en los zapatos del hermano requiere de humildad y amor. A veces nos gana el deseo de presumir un conocimiento que los demás no tienen. ¡Qué pena es considerarse conocedor y no ser compasivo! Vivimos en una constante competencia que nos hace cuidarnos unos de otros y valorarnos por lo que sabemos y no por lo que somos y amamos. Nos volvemos engreídos y dejamos de construir ambientes de verdadera fraternidad engañándonos con un conocimiento que no está al servicio de los demás sino de la sed y del hambre que tengo de aceptación, autoridad y mención. Ayúdame, Señor, a construir con el amor y a no destruir con mi conocimiento. Enséñame a entregarme al servicio de los demás con todo lo que Tú me concedes día a día y ser un verdadero testimonio de tu presencia en la historia de mis hermanos. Fray Pedro.

¿A QUÉ SABE EL CIELO?

Evangelio según san Lucas 6, 20-26 Como en una pizca de sal, Señor, has pensado nuestras vidas. Desde que nos anhelaste has puesto en nuestro corazón una hermosa semilla de sabor a Ti para ponerlo como ingrediente a las realidades en donde vivimos y crecemos, y para que juntos podamos probar pedacitos de Cielo que nos hagan felices desde ahora. Sin embargo, crecemos y la vida va cambiando nuestros corazones. Las cosas son más difíciles y ese sabor a Cielo se nos olvida. Inmersos en las complejidades de nuestras historias nos empalagamos de orgullo, de seguridades ficticias, de carcajadas vacías, de incompasiones que matan. Ayúdanos, Señor, a recuperar ese sabor a Cielo y compartirlo con los demás sin importar lo difícil que se vea poder lograrlo. Aunque sepa a pobreza, pero que sea para no esclavizarnos a nada; aunque sepa a hambre, pero de una justicia que brillará en el amor; aunque sepa a lágrimas, pero con una esperanza firme y una fe que nos haga compasivos; aunqu...

SIN PLEITOS ENTRE NOSOTROS

1 Cor 6, 1-11 Somos necios cuando nuestro corazón no logra acoger tu Palabra para hacerla vida. No son pocas las veces que preferimos imponernos y hacer valer nuestra supuesta "autoridad". Nos gusta pelear y lastimarnos entre nosotros mismos, poner en evidencia a los demás y juzgarlos desde nuestras proyecciones, frustraciones, traumas y miedos. Así no se puede ser cristiano. ¿No hemos recibido, acaso, la misericordia de Dios? ¿No hemos sido juzgados con amor por Aquel que es Amor? ¿Por qué, entonces, nos cuesta hacerlo con nuestros hermanos? Decimos amar tanto a la Iglesia y la seguimos lastimando en los más pobres, indefensos y faltos de misericordia y perdón. Que nuestras oraciones nos ayuden a darnos cuenta de lo que fuimos o hicimos, y con ello nos de pena la manera en cómo tratamos a nuestros hermanos. Que sea la misericordia, la verdadera fraternidad y el amor al hermano lo que nos mueva para ser comunidad verdaderamente cristiana. Fray Pedro

JUZGADOS EN EL AMOR

1 Cor 4, 1-5 ¡Cuánto es el miedo de ser juzgados por Dios! Se nos olvida que en cuestiones de juicio hay un gran abismo entre la forma de pensar del ser humano y la manera de ser de Dios. Nos da miedo el juicio de Dios porque nosotros sí juzgamos y lo hacemos sin misericordia, sin amor. El hombre se llena de odio, de rencor, de orgullo y soberbia y le cuesta ser misericordioso en su juicio con su hermano. ¡Cuán lejos estamos, Señor, de tu dinámica! Si pudiéramos convencernos de que tu juicio será con amor y en base al amor, nuestras sentencias serían menores. Eres el Juez justo de un tribunal del perdón donde das más importancia al amor que damos y vivimos que al error que cometemos.  Todo saldrá a la luz, lo dejarás al descubierto, incluyendo nuestro esfuerzo para ser fieles a ti, reflejado en el perdón que dimos, en la compasión que mostramos, en la solidaridad que regalamos. Aunque haya sido muy poco, aunque casi sea imperceptible, tú lo pondrás a favor nues...

TU LÓGICA ME ASOMBRA

Evangelio según san Lucas 5, 1-11 Relacionarme contigo, Señor, es luchar contra mí mismo. Siempre quiero que las cosas sean como yo las pienso, como yo las quiero. Me creo sabio y conocedor de todo, me creo dueño de mí mismo y resulta que siempre Tú eres el de la última Palabra, la cual me sorprende, me inquieta, me libera, me cuestiona y asombra. Tu lógica no es la mía, Señor. Tus tiempos son tan diferentes a los que yo organizo en mi agenda; los tuyos no se rigen por el reloj sino por el amor y la salvación, y son escritos en mi corazón. Reconozco que cuando me arriesgo a escucharte, cuando vuelvo a intentar, cuando me adentro a mis miedos y realidades desesperanzadoras, es cuando rompes una coraza más que me impedía entregarme a ti. El asombro amoroso es siempre con lo que quedo, cuando tengo fe; cuando no la tengo, sólo queda el sinsentido, el miedo y la muerte.

EL CIELO NO ES PARA INMADUROS

Primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 3, 1-9 Nunca es tarde para volver a convencerme de que el Cielo no te lo puedo exigir porque ya lo has sembrado en mi corazón. El problema de no experimentarlo es mi necedad que me impide vivirlo con libertad. Cuando creo haber crecido en la fe y en el amor me doy cuenta que tengo todavía camino por recorrer.  Mi comportamiento, muchas veces, evidencia mi pequeñez en la fe. Yo mismo me impido vivir el Cielo cuando divido, cuando critico, cuando rechazo, cuando no quiero perdonar, cuando me siento superior a los demás. Cuando mi forma de vivir no va acorde con tu forma de ser, Señor. No puedo presumir de madurez cristiana si no reflejo, con mi vida, tu bondad, tu perdón, tu Amor. Sólo creciendo en ti, para reflejarte a Ti, seré lo suficientemente maduro para vivir el Cielo poniéndolo al alcance de quienes me rodean. Fray Pedro

¿QUÉ MENSAJE DEBO PREDICAR, SEÑOR?

Lecturas del día Para ser cristiano comprometido no necesito tomar cursos de retórica con el fin de persuadir a los demás. Me lleno de palabras la boca, muchas de ellas sin entender, para predicarte, Señor,  y mi corazón sigue vacío de ti. Me canso de corregir, de juzgar y criticar a quienes hablan con humildad de su experiencia de encuentro contigo y yo sigo sin entender que para predicarte no es indispensable hablar de ti sino vivir como tú. Esa Palabra tuya que tenía poder para arrojar demonios ha de ser el conjunto de mis acciones de amor para arrojar tristezas, culpas y miedos fuera del corazón del que sufre. Sólo tu Espíritu me da la sabiduría para lograrlo. El mensaje que debo predicar es el de mi vida llena de ti, no tanto para persuadir sino para que mis hermanos se convenzan por sí mismos a buscarte, conocerte, escucharte y ser como Tú en el amor, el perdón y la compasión. Fray Pedro

¿CÓMO PREDICARTE, SEÑOR?

1 Cor 2, 1-5 La misión de todo bautizado es ser predicador del Reino de Dios y nadie puede excluirse de dicho compromiso. Pero no siempre sabemos hacerlo de manera correcta. Pensamos que es necesario leer muchos libros, aprender citas bíblicas de memoria, estudiar otros idiomas. Muchos creen que es necesario ser monja, sacerdote o religioso para lograr hacerlo.  En verdad, lo único que necesitamos es dejarnos mover por tu Espíritu. Todo lo anterior nos sirve pero sin el Espíritu nada lograremos. Y para sentir tu poder, Señor, es necesario ser humildes, aceptar que somos de barro y nos rompemos, que lo maravilloso está dentro de nosotros y Tú nos lo das para lograr construir tu Reino. Perdóname, Señor, porque muchas de mis predicaciones estuvieron vacías de tu Espíritu. Y ayúdame para corregir mis errores, pedir perdón a quienes he ofendido, orar por quien sufre a causa de mis incoherencias y a dejarme impregnar por tu poder que sana, me hace sabio, sagaz y prude...

QUE NO SE APAGUE MI LÁMPARA

Evangelio según san Mateo (25, 1-13) Señor, la vida me lleva tan aprisa que muchas veces descuido la Luz que llevo dentro. Mis problemas, mis miedos, mis preocupaciones, mis culpas y mentiras van sofocando la llama de tu presencia en mi interior. Sólo yo soy responsable de esa llama, sólo yo sé cuán fuerte o débil está, sólo yo puedo cuidarla y sólo yo seré responsable de dejarla apagar quedando en la oscuridad de la desesperación, de la culpa y del sinsentido. Quítame la necedad, Señor, y dame sensatez para cuidar de esa Luz. Que mi oración y mis encuentros contigo en el silencio la alimenten para que nunca se apague, ni en los momentos más difíciles, de tal manera que la alegría de saberme iluminado por ti me llene de fuerza para seguir adelante en la predicación del Cielo. Fray Pedro

VELARÉ CONTIGO, SEÑOR

Mateo 24, 42-51 Soy tan frágil, Señor, hecho de barro que se rompe y aún así has puesto en mi interior un gran tesoro: tu Amor y tu Gracia. Ante los momentos de miedo y zozobra, ante el sinsentido de la vida, en medio de la soledad y la oscuridad o inmerso ya en el pecado, quiero volver mis ojos a ti, Señor, cuidar nuestra amistad, dejar a un lado la vergüenza y la culpa y ocuparme de disfrutarte cada instante de mi vida. Ayúdame con tu Espíritu a velar, a cuidar, a mirarte en todo y en todos y no dejar que ni un día de mi vida se me vaya sin disfrutar de tu presencia que sana, que abraza, que salva. Fray Pedro

CUMPLIR TU LEY AMANDO

Mateo 23, 23-26 ¡Cuánto esmero por cumplir, Señor! En ocasiones creo que cumplo más por miedo o conveniencia. Cumplo normas para ganarme tu Amor y para que me quieras más. Se me olvida que sólo amando se puede cumplir tu Ley. Ayúdame a cumplir, no por miedo, sino por amor, no por conveniencia, sino con compasión, de tal modo que amando cumpla y cumpla amando, libre de una apariencia y convencido de tu sentir en mi corazón. Fray Pedro

HACERME POBRE PARA SEGUIRTE

Evangelio según san Mateo 19, 23-30 "Difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos"  El "rico" al que se refiere Jesús es aquél que se llena de ataduras que no lo dejan realmente vivir al estilo de Nuestro Señor. El "rico" es el que se harta de chismes, envidias, injusticias, mentiras, dependencias, soberbia y actitudes que lastiman a los demás. Por eso es preferible la pobreza, no necesariamente material, sino de ataduras y actitudes que me destruyen a mí y a los que me rodean.  Qué iluso soy, Señor, si me creo pobre y mi corazón es rico en mentiras y odio. Ayúdame a hacerme realmente pobre para que la humildad, la solidaridad, la compasión, la alegría y el amor impregnen todo mi ser y mi realidad, y de esta manera pueda seguirte y vivir el Cielo. Fray Pedro.

LIBERARME DE ATADURAS

Evangelio según san Mateo 19, 16-22 Me doy cuenta que me esfuerzo por cumplir tus preceptos pero también caigo en cuenta que no sólo por cumplirlos ya soy tu discípulo. Te gusta mi esfuerzo, nunca me lo reprochas, pero todos los días me pides que libere mi corazón de aquello que me atrapa, que me entristece, que me coloca en comodidades pasajeras, que me da seguridad incierta y una felicidad de caricatura. Sólo liberando mi corazón, del miedo de ponerlo todo en tus manos, podré gozar de una auténtica experiencia de libertad para seguirte y disfrutar del Cielo. Fray Pedro

VIVIRÉ POR TI, SEÑOR

Evangelio según san Juan 6, 51-58 Hoy podría ser el último día que tenga para convencerme de que no debería dejar ir mi vida nada más así. Hoy quiero ser sensato y aprovechar para llenarme de tu Espíritu. Hoy renuevo mi deseo de esforzarme para que lo que tu enseñaste, lo que tú dijiste, como tú miraste, como tú perdonaste y amaste encuentre en mí una prolongación de tu hacer. Quiero Vivir "siempre" siendo consanguíneo a ti, Señor, y que mi carne manifieste lo que siempre has sido Tú. Mi compromiso lo he de expresar con mi estilo de vida pues en mis venas corre también tu sangre y en mi carne han de encontrar el reflejo de Ti. Fray Pedro

CORAZONES TERCOS SIN CIELO

CORAZONES DUROS SIN FELICIDAD Mateo 19, 3-12 ¡Cuán terco puede ser mi corazón para rechazar el Cielo! Cuando lo hago de piedra para no perdonar, cuando lo hago insensible para no compadecerme, cuando no lo escucho para no comprometerme, cuando late para sí mismo para no compartir. Lo único que gano con un corazón terco es la pérdida del Cielo y provoco que otros pierdan la esperanza de vivirlo.  Endereza, Señor, mi corazón de tal manera que pueda descubrir el Cielo que cada día me regalas para ser feliz y hacer feliz a los demás. Fray Pedro

HISTORIA DE MARÍA, HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Evangelio según san Lucas 1, 39-56 Desde que aceptaste, con ese "sí", ser la Madre de Dios, tu vida estuvo llena de sobresaltos, de peligros, de intrigas. Pudiste haber muerto lapidada. Nadie te hospedó cuando más lo necesitaste. Te preocupaste como madre cuando lo perdiste y finalmente lo encontraste. Seguro fuiste criticada.  Lo escuchaste predicar, lo viste festejar, te dolió verlo llorar. Firme ante la atrocidad de ver cómo te lo mataron. Nos lo diste vivo en un pesebre y te lo entregamos muerto en una cruz. El dolor se convirtió en esperanza, la esperanza en verdad: ¡está Vivo! Lo viviste diferente, sin tocarlo, sin abrazarlo, sin escuchar su voz, pero lo viviste plenamente resucitado.  Ahora duermes, en la alegría de haberlo dado todo por el Amor, de haber creído, de haberle creído. Duermes con una sonrisa en tu rostro porque lo verás de nuevo, a tu pequeño, a tu predicador, a tu Cristo, a tu Señor. Cuando me toque dormir, Madre mía, tómame d...

QUIERO CONTEMPLAR TU GLORIA

De la profecía de Ezequiel (1, 2-5.24 - 2, 1a) El deseo de contemplar tu Gloria, Señor, va más allá de ser testigo ocular. Contemplar significa ajustar, afinar, emparentar. Contemplar tu Gloria es el deseo que tiene mi corazón de latir al ritmo del tuyo. Necesito saber escuchar los latidos de tu Corazón para lograr verte en mi realidad. Darme cuenta de que tu Gloria impregna cielo y tierra es abrirme a la experiencia de dejarme sorprender por Ti, de tal forma que mis palabras siempre canten las maravillas que haces por nosotros y en nosotros. Soy profeta tuyo, Señor. Déjame contemplarte y compartir lo contemplado con los demás. Fray Pedro

¡BASTA, SEÑOR! ¡QUÍTAME LA VIDA...!

Primer libro de los Reyes 19, 4-8 ¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida…! es el grito que muchos hacemos cuando el dolor nos embargar y no encontramos sentido de vivir, cuando cerramos nuestra sensibilidad a Dios y aseguramos que ya no nos escucha, cuando el tedio de la vida nos hace simplemente recostarnos y entrar en un sueño de desesperanza y oscuridad. ¡No hagas caso de mis palabras, Señor! Pronúnciate desde mi corazón y grita a mi alma: "Levántate, come". Y me levantaré de ese sueño y me alimentaré de ti, de tu amor, de tu consuelo, de tu salvación, para seguir caminando hasta cuarenta días y cuarenta noches, es decir lo necesario, con el fin de llegar al monte donde tú estás y convencerme que tu Ángel nunca me dejó solo. Fray Pedro 

BUSCÁNDOTE EN MI HISTORIA

TE EXPERIMENTO, POR ESO TE CONOZCO Señor, muchos me preguntan por ti. Hoy quiero preguntarme también quién eres para mí. Descubro que esa pregunta no la podría contestar sin revisar tus huellas en mi vida. Tu anhelo fue el que me concibió a través de mis padres y desde siempre me has llevado de la mano. Has vivido conmigo todos esos momentos en los que te sentí tan cerca pero también en los que no fui capaz de percibir tu presencia. Mi vida es una historia "contigo". Sólo siendo consciente de ello puedo decir que te conozco, aunque no plenamente pues soy humano e imperfecto. Pero esto no me detiene para seguir dejando que tus brazos me refugien y pueda sentir tu corazón junto al mío, de tal manera que cada mañana que despierto tengo la oportunidad de re-conocerte un poco más en el amor, la fe y la esperanza que vivo y testifico con mis hermanos. Fray Pedro

ESTAR A SOLAS PARA ORAR

ORAR PARA NO TEMER Y NO DUDAR Mateo 14,22-36 Señor, mi agenda diaria me trae corriendo, no me doy cuenta y los días pasan rápido. Llega la noche y mi cansancio me cierra los ojos tan sólo para recuperarme un poco y volver a despertar preocupado y lleno de tareas. Hoy quiero proponerme subir a un monte para platicar contigo. Sé que cuesta subir pues el camino puede ser pedregoso, con pendientes muy difíciles, con mucha hierba que me obliga a retroceder y buscar otro camino para seguir subiendo, con toda clase de insectos que me incomodan y me quitan las ganas de continuar. Creo conocer ese monte, sí, es mi propio interior: pedregoso de preocupaciones, con pendientes de desaliento, con hierba de dudas y miedos e insectos de baja autoestima. Hoy necesito subirlo, hoy necesito vencerlo pues en la cima (mi interior) te encuentras tú orando. Déjame llegar contigo y orar juntos al Padre para que mis temores y mis dudas no me impidan disfrutar la felicidad del Cielo. Fra...

¡DAME HAMBRE DE TI, SEÑOR!

¿QUÉ HAMBRE QUIERO REALMENTE SACIAR? Juan 6, 24-35 Hoy abro mi corazón desde la sinceridad para pedirte, Señor, que me ayudes a corregir aquello que no me permite vivir en la verdad y ser imagen tuya. Ando murmurando todo y contento en nada, porque tengo ganas de ser saciado de un hambre que, por más que trato,  me deja insatisfecho y sin felicidad. Me doy cuenta, Señor, que muchas veces deseo ser saciado en mi soberbia, en mi egoísmo, en mi odio, en mi rencor. Todo ello causado por no vivir en la verdad y en el amor.  Te busco y te grito que me sacies y no logro entender que de lo que tú me puedes saciar es de amor, de esperanza y de fe. Todos los días haces soplar tu Espíritu para que caiga en mi corazón tu  maná: la paz, la alegría de compartir, la compasión, y no lo aprovecho.  Ayúdame a corregir mi mente y mi espíritu y a renovarme desde dentro para tener hambre de ti. Fray Pedro

SIN FE NO HAY CIELO

¡ÁBREME PARA PODER ESCUCHARTE! Mateo 13, 54-58 Nos cuesta aceptar que muchas veces tenemos una fe muy débil. Nuestra fe depende de lo bien o de lo mal que nos va en la vida, haciendo de aquella un negocio de conveniencia y no una experiencia de confianza en Dios. No se trata de creer porque vea, tenga o sienta; se trata de creerle a pesar de que no vea, no tenga o no sienta. Mi fe debería ser sin condición. Si abriéramos nuestros ojos con un corazón sincero, no sólo veríamos la presencia de Dios en nuestras vidas, sino que escucharíamos su Palabra en nuestro interior. Y si escucháramos al Espíritu más seguido nos convenceríamos del Cielo que podemos vivir todos los días. Fray Pedro

TODOS LOS DÍAS ME REHACES

SIN REPROCHOS TE EMPEÑAS EN MÍ Jeremías 18,1-6 Si pusiera atención en los días que voy dejando en el ayer, encontraría rastros de tus pasos, de tus abrazos, de tu aliento y fortaleza en mi vida. Soy tan frágil que me rompo de inmediato ante el problema, la tristeza, la decepción, la desesperanza y mentiras. Lo bueno es tu presencia, que cuida y sana, para rehacerme desde la ruptura que vivo. Somos creación tuya y nuestro barro sólo en tus manos llegará a ser obra de arte en el amar, en el perdonar y en el ser signo de la felicidad de Dios. Hoy te pido, señor, que tomes mi barro para moldearlo y hacerme dócil a tu inspiración. Fray Pedro

CONÓCETE Y VIVE EL CIELO

DESDE EL CORAZÓN, NO DESDE AFUERA Mateo 13, 44-46 Cuando no comprendo tu Palabra y me cierro a tu amor, hago del Cielo una experiencia lejana e imperceptible. No me doy cuenta que en mi interior has puesto para mí toda la posibilidad de vivirlo y gozarlo. Cuando me rehuso a mirarme con humildad y cuando prefiero voltear hacia afuera dejando mi interior como terreno desconocido, pierdo la oportunidad de descubrirme en la alegría de poseer aquello que tú anhelas para cada uno de nosotros: la felicidad. Ayúdame, Señor, a valorar el conocerme a mí mismo para descubrir en mi interior tu presencia y evitar perder oportunidades de disfrutar el Cielo desde mi corazón. Fray Pedro

QUE NO SE AHOGUE TU SEMILLA

COSECHAR FRUTOS DEL CIELO Mateo 13, 36-43 La Palabra que pronuncias cada día en mi corazón, que resuena e inspira todo mi ser a ser reflejo de tu amor, es Semilla que muchas veces descuido. No es sólo tu Semilla la que queda sembrada en mi corazón, también siembro rencores, miedos, odios y culpas que hacen que aquella simiente de amor no luzca en mi vida cual debería. Hoy quiero pedirte, Señor, que me ayudes a ir quitando aquello que estorba a la acción de tu Palabra en mi interior. Dame fuerza de espíritu, sabiduría y amor para que lo que siembre en mi corazón nunca estorbe al hermoso fruto que he de cosechar para ser constructor de realidades de salvación.

EL CIELO DESDE LO PEQUEÑO

PEQUEÑO, GRANDIOSO Y POSIBLE Mateo 13, 31-35 Hoy quiero sentir, más que nunca, el Cielo al alcance de mi corazón. Quiero convencerme de que es posible vivirlo, gozarlo y compartirlo. Deseo impregnar mis días con su poder de conversión, de perdón, de solidaridad, de hospitalidad y compasión. Quiero hacerlo desde lo que soy y desde lo que has puesto tú, Señor, en mi corazón. El granito que yo quiera poner cada día para vivir mi Cielo ha de ser también en beneficio de los demás. Y quiero que ese mismo granito contagie a quienes me rodean para que se animen a donarlo también, su granito de Cielo. Sólo así podremos construir una realidad diferente donde nos podamos sentir hermanos y donde nos convenzamos de que lo grandioso del Cielo se vive desde el granito del corazón. Fray Pedro 

QUE MI TIERRA SEA FÉRTIL

DESCUBRIRTE EN MI INTERIOR Mateo 13, 18-23 ¿Por qué es tan difícil creerte, Señor? Tú nos has creado y nos sostienes en el amor. Tu anhelo es vernos felices, transformados por realidades que liberan y sanan desde el interior. No hay día que dejes de pronunciar nuestro nombre ni hora que dejes de pensarnos. Somos creación tuya y nuestra vida debería ser signo de tu presencia entre nosotros. Ante esta verdad está nuestra realidad. Llenamos nuestra vida de piedras y espinas que nos impiden escuchar tu voz. Nos llenamos de temor por tantas cosas que no logramos saborear tu consuelo. Somos tan inconstantes que no permitimos impregnarnos de tu presencia y salvación. Enséñanos, Señor, a que nuestro corazón y todo nuestro ser esté siempre abierto a tu Espíritu, que sepamos escucharte para dar frutos de salvación para nosotros mismos y los que nos rodean. Que no dejemos de buscarte desde nuestros problemas, nuestros miedos, desde lo que somos, con el fin de saborear tu pr...

ENAMÓRAME DE NUEVO, SEÑOR

ENSÉÑAME A VERTE DE NUEVO Jeremías 2, 1-3; 7-8; 12-13 Señor, los días de mi vida pasan muchas veces sin darme cuenta del soplo de tu presencia. Mis preocupaciones, mis miedos, mis culpas absurdas y mi fe tan débil me nublan los ojos del corazón e impiden que goce de tu Amor. Hoy quiero pedirte, Señor, que me ayudes a volver mi mirada a ti. Permíteme sentir tu gran amor y a no temerte. Enséñame a confiar, cada día un poco más, en tu misericordia que me abraza. Ayúdame a ser de nuevo aquél pequeño que gustas proteger entre tus brazos y que se recrea en la alegría de tu presencia y de tu Amor. Que no me dé miedo, Señor, a enamorarme de nuevo de ti. Fray Pedro

VASIJAS DE BARRO Y CÁLICES DE AMOR

CRISTIANOS HUMILDES Y MOVIDOS POR EL ESPÍRITU 2 Corintios 4, 7-15 Mateo 20, 20-28 Cuando predico no dejo de insistir en la misión que tenemos como Iglesia. No es misión reservada para los consagrados sino que se abre y dirige a todo aquel que se dice ser "cristiano". No es misión de caricatura sino de convicción y acción. ¿A qué misión me refiero? A la misma de nuestro Maestro, Jesús de Nazaret: predicar el Reino de Dios, Reino de amor, de perdón, de reconciliación, de solidaridad, de alegría y salvación. Reino en el que todos somos hermanos y vemos unos por otros. ¿Fácil? Nunca lo ha sido. Por eso siempre consideremos el barro del que estamos hechos. Meditemos desde la humildad lo que la Gracias nos permite lograr cuando la dejamos actuar en nosotros. Somos imperfectos y lo que es perfecto es lo que llevamos dentro y nos mueve a ser signos del Reino de Dios, signos del Amor. Fray Pedro

PASTOR DE MISERICORDIA

PASTOR DE AMOR Y LIBERTAD Miqueas 7, 14-15. 18-20 Nos cuesta mucho confiar en la misericordia de nuestro Dios. Seguimos optando por sentimientos de miedo y culpa para asegurarnos un lugar cerca de Él. Y hacemos de nuestra vida una realidad llena de normas que, lejos de guiarnos, nos esclavizan. Si tan sólo abriéramos el corazón y nos animáramos a escuchar la voz de nuestro Padre, que nos dice día a día lo mucho que desea vernos felices y libres. Comprenderíamos que su voluntad está llena de misericordia y compasión por nosotros. Nos relacionaríamos más estrechamente con Él. Nuestra vida estaría impregnada de felicidad y salvación. Hoy quiero hacer un silencio, detenerme y atreverme a depositar todo lo que soy en las manos de nuestro Pastor Misericordioso. Sin miedo, en libertad y en amor. Fray Pedro

JUICIO DE MISERICORDIA

SÓLO CUMPLIENDO TU VOLUNTAD Miqueas 6, 1-4. 6-8 El amor que el Señor nos tiene es tan inmenso que sería una locura tratar de comprenderlo. Lo que no es locura es tratar de mirarnos todos los días y descubrir en nosotros lo poco o mucho que hacemos para disfrutar de ese Amor. Dios salva todos los días en la medida en que nos abramos a la justicia, la lealtad y la humildad. Vivir como Dios quiere es asegurarnos la felicidad en la libertad y el amor. No deberíamos gastarnos la vida queriendo contentar a Dios con sacrificios y rezos llenos de culpa. Ocupémonos de descubrir su voluntad en nuestras vidas y así viviremos el Cielo que Él pone a nuestro alcance todos los días. Fray Pedro 

RECREARSE EN EL SEÑOR

COMPASIÓN Y MISERICORDIA Marcos 6, 30-34 Sólo el pastor es quien puede proveer del bienestar necesario al rebaño. A nadie más le interesa que las ovejas estén bien. Nuestro Pastor es el Señor, que no permite que nos perdamos en la tristeza y el miedo. El Señor es el Pastor que alivia nuestros corazones del odio que tenemos, para ser renovados en la paz y el amor. Sólo el Señor es el Pastor que nos invita a re-crearnos para volver a tomar fuerzas cada vez que la vida nos canse y tengamos el riesgo de caer en la indiferencia, en la falta de compasión y la falta de misericordia. Pidamos hoy al Señor que nos ayude a escuchar su voz para no alejarnos del rebaño, nuestra Iglesia, de tal manera que juntos podemos re-crearnos en pastos verdes de alegría, de fraternidad, de hospitalidad y de salvación. Fray Pedro

¡AY DE LOS QUE MEDITAN MALDADES!

NO HAY CIELO SIN AMOR Miqueas 2,1-5 El Cielo se comienza a vivir desde lo más profundo de nuestro corazón. Nuestro convencimiento de ser signos del amor nos permite vivir una realidad transformadora y llena de salvación. Este ideal se nubla cuando nuestro corazón no late en la sintonía del Corazón de Dios. Cuando no dejamos impregnarnos del Amor y comenzamos a llenar nuestro interior de maldades y mentiras, el Cielo se aleja poco a poco de nosotros y de nuestros entornos, haciéndonos vivir verdaderos infiernos a causa de nuestras propias decisiones. Seamos justos, compasivos ante el sufrimiento del pobre, no codiciemos, no robemos, no oprimamos ni nos apoderemos de lo que no nos pertenece. Son sólo algunas claves para no perdernos la bella oportunidad de vivir la verdadera felicidad en el Señor. Fray Pedro.

TESTIMONIO SIN MIEDO

TESTIMONIO EN LIBERTAD Mateo 10, 24-33 Para predicar a Cristo debemos buscar la libertad. Y la libertad no la podemos gozar si no vencemos nuestros miedos. Hoy en día nos gusta esclavizarnos a tantas cosas que el miedo es el que rige nuestra vida. Nos da miedo que nos descubran en alguna mentira. Me atemoriza perder mis comodidades. Me llena de miedo perder lo que tengo, sacrificar lo mío. Tengo miedo, me sujeto yo mismo las manos y me arrebato la oportunidad de ser testimonio libre de una realidad de salvación. Ayúdame, Señor, a ser sincero conmigo mismo y a superar estos miedos que me impiden dar testimonio de tu Amor. Fray Pedro.

SAGACES EN EL TESTIMONIO

CONVENCIDO POR EL REINO Mateo 10, 16-23 El cristiano tiene como misión no tanto parecerse a Cristo sino ser otro Cristo para la humanidad. Su testimonio, a través de su vida, lo hace ser veraz en su misión. No se conforma con ritos externos ni rezos vacíos que tranquilizan conciencia. Se necesita convicción para impregnar nuestras realidades de Cristo. Se necesita ser sagaz para no sucumbir ante la hipocresía y envidia del mundo. Hay que estar dispuestos a sacrificar comodidades, relaciones, parentescos y seguridades. Salir de la mediocridad es una exigencia para el que quiere predicar a Cristo. ¿Fácil? Nunca. Pero, si no luchamos día a día por lograrlo, al final viviremos nuestro arrepentimiento por no haberlo intentado siquiera. Fray Pedro.

EL CIELO ESTÁ CERCA

NO HAGAMOS ESPERAR AL CIELO Mateo 10, 7-15 Hablar del Cielo es referirse a lo que predicaba Jesús, con su Palabra y con su vida. Hablar del Cielo es hablar de aquella realidad donde uno se deja envolver por un ambiente que te hace experimentar el gozo, el perdón, la reconciliación, la esperanza, la confianza, el amor. Los valores de este Cielo son aquellos que hacen al ser humano libre y le dan a éste la oportunidad de hacer libres a los demás. No hay Cielo donde se cuidan unos de otros, ni tampoco donde se reza mucho en la indiferencia y falta de compasión. No se construye el Cielo donde hay injusticias, mentiras, robos, desprecios y maltratos. Creo que todos hemos probado de ese Cielo y ¡nos ha gustado! Despertemos de ese sueño que nos deja quietos y vayamos a anunciar que podemos vivirlo, en el hogar, en el trabajo, en la calle, en el transporte. Falta que nos decidamos y queramos vivirlo también. Fray Pedro.

DEMONIOS QUE ACALLAN

SILENCIOS DE MUERTE Y ESCLAVITUD Mateo 9, 32-38 Para hablar de ti puedo recurrir al uso de conceptos e ideas que muchos ya han escrito en infinidad de libros. O también puedo hablar de ti con mi propia vida, sin conceptos pero con muchas acciones y mi forma de proceder. Si todos habláramos así de ti, el Cielo sería más palpable y evidente. Lamentablemente hay ocasiones en las que no prefiero hablar de ti. Mi silencio puede ser causado por comodidad, conveniencia, indiferencia o miedo. Con este silencio dejo de ser reflejo de aquél Cielo y me voy convirtiendo en cómplice de mentiras, injusticias y muertes. Ayúdame, Señor, a vencer mis demonios que cierran todo mi ser para no expresar tu amor, tu esperanza, tu perdón, tu paz. Hazme hablar con valor, con compasión y con el deseo de que muchos sean testigos de las maravillas que haces con nosotros día a día. Fr. Pedro.

TU MISERICORDIA ES INIGUALABLE

AMOR DE PADRE Y MADRE Salmo 144 Hay días en los que mi alma no encuentra reposo. Trato de acallar mi interior y aumenta mi intranquilidad. Busco aliento y solamente encuentro duda y un futuro incierto.  No es sino hasta que me dejo abrazar por ti, Señor, y permito que tu consuelo me llene de seguridad. Ya no importa nada más que sentirme abrazado por ti. Tu gran amor, tierno como el de mamá y protector como el de papá, y el deseo de templar mi corazón con el tuyo me devuelven la paz. Ayúdame a no resistirme, enséñame a ponerme en tus manos pues tuyo soy, Señor, desde que me anhelaste. Y tuyo seré hasta el final para seguirte contemplando en el amor.

IMPERFECCIÓN Y GRACIA

HUMILDAD CRISTIANA 2 Corintios 12, 7b-10 Tú me llamaste a ser profeta tuyo, Señor. Desde el día de mi bautismo me ungiste con esta misión de anunciar el Cielo a mis hermanos y de vivirlo para convencerlos. Has puesto esta misión en mi persona frágil y llena de debilidades. Pero me has dado tu Gracia, Señor, para que, por encima de mis debilidades, luzca tu realidad divina en el amor, la verdad, la justicia y la paz. Enséñame, Señor, a ser humilde para reconocer mis fracturas y debilidades; ayúdame a no ser soberbio pues es tu Luz la que me hace brillar como signo de salvación para mis hermanos. Dame fuerza e incrementa mi fe en ti para que sea tu Gracia la que me baste y me ayude a vencer mis miedos que impiden que viva el Cielo y lo haga alcanzable a mis hermanos. Fray Pedro.

QUIERO SER ODRE NUEVO

CONTENER TU GRACIA Mateo 9, 14-17 Tu Gracia, Señor, me renueva y fortalece. Por dentro sana, por fuera refleja la alegría de sentirme salvado. Todos los días sopla tu Espíritu y hace de esa Gracia una fuente de vida en mi persona. No siempre estoy preparado para vivirla, aunque siempre la tenga dentro de mí. El aferrarme a mis debilidades, a mis culpas, a mis miedos, mi egocentrismo, mi soberbia, todo ello, hacen de mí un odre viejo que se va agujerando poco a poco, desperdiciando el gran tesoro de tu Gracia que depositas en mí. Tócame, Señor, sáname y renuévame para ser un odre nuevo, para contener esa Gracia única que me haga ser fuente de alegría y salvación para mis hermanos.

¿HASTA CUÁNDO RECONOCERÉ EL CIELO?

CON CORAZÓN SENSIBLE AL REINO Mateo 9, 9-13 Con tantas cosas en mi interior, mi corazón palpita con ritmos que no son del cielo y dejo de ser sensible a realidades con tu presencia, Señor. Me meto en las preocupaciones del día a tal grado que no veo cuando pasas frente a mí. Todos los días me llamas a construir el Cielo con mi vida y hacerlo alcanzable a mis hermanos. Pero lamentablemente no reconozco esa hermosa realidad que me hace sanar, vivir, liberarme, salvarme. Concédeme, Señor, la sensibilidad a tu presencia para reconocerte en los momentos de mi vida. Ábreme los ojos del corazón para darme cuenta de la realidad a la que estoy llamado por ti y transforma mi vida haciéndome un signo de esta realidad. Fr. Pedro.

NI PARALÍTICO NI PARALIZADOR

LIBERADO POR MI FE Mateo 9, 1-8 Se habla también de actitud cuando de ser discípulo de Cristo se trata. No son pocas las veces que me quejo porque no siento tu presencia en mi vida, Señor, e ignoro que no es tu ausencia sino mi parálisis la que me sujeta a estar postrado en la desesperanza, la culpa, el miedo y la falta de ilusión. Es fácil preferir dar lástima que escuchar tu Palabra y tomar las riendas de mi vida, trabajar por el Reino de los Cielos y hacerlo palpable a los demás. Otra actitud puedo tomar también cuando me paso la vida criticando y sometiendo a los demás a una parálisis que les impide vivir la alegría de tu amor. Mi envidia, mi ira, mi soberbia, mi indiferencia y mediocridad paralizan el Cielo y se lo niegan a los que me rodean. Incrementa mi fe, Señor, para no quedarme postrado en mi camilla. Y dame el don de la conversión para contemplar la alegría de tu salvación. Fray Pedro.

DEMONIOS Y COMODIDADES

CRISTIANISMO INDIFERENTE Mateo 8, 28-34 Reconocer tu paso en mi vida es también ser consciente de todo lo que mueves en mi interior, para salvarme, sanarme, liberarme. Necesito aceptar tu paso para verme favorecido por tu poder liberador. Pero en muchas ocasiones prefiero no perder la comodidad, prefiero no verme movido de mi estatus, rechazo cambiar mis prioridades y sigo en la dinámica que me esclaviza y encierra. Cuántos son los demonios que reconozco en mí, Señor, que me hacen indiferente. Prefiero no ser sanado para no ser incomodado, para no asumir responsabilidades. Cuántos demonios en mi familia, en mi sociedad, en mi comunidad, que violentan nuestras vidas; pero cuando quieres sanarnos preferimos pedirte que te vayas para no asumir el costo de ser liberados. Entre demonios y comodidades veré pasar el Cielo y el único culpable seré yo, seremos nosotros. Fray Pedro.