NO HAY CIELO SIN AMOR
El Cielo se comienza a vivir desde lo más profundo de nuestro corazón. Nuestro convencimiento de ser signos del amor nos permite vivir una realidad transformadora y llena de salvación.
Este ideal se nubla cuando nuestro corazón no late en la sintonía del Corazón de Dios. Cuando no dejamos impregnarnos del Amor y comenzamos a llenar nuestro interior de maldades y mentiras, el Cielo se aleja poco a poco de nosotros y de nuestros entornos, haciéndonos vivir verdaderos infiernos a causa de nuestras propias decisiones.
Seamos justos, compasivos ante el sufrimiento del pobre, no codiciemos, no robemos, no oprimamos ni nos apoderemos de lo que no nos pertenece. Son sólo algunas claves para no perdernos la bella oportunidad de vivir la verdadera felicidad en el Señor.
Fray Pedro.
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