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TU MISERICORDIA ES INIGUALABLE



AMOR DE PADRE Y MADRE
Salmo 144


Hay días en los que mi alma no encuentra reposo. Trato de acallar mi interior y aumenta mi intranquilidad. Busco aliento y solamente encuentro duda y un futuro incierto. 

No es sino hasta que me dejo abrazar por ti, Señor, y permito que tu consuelo me llene de seguridad. Ya no importa nada más que sentirme abrazado por ti. Tu gran amor, tierno como el de mamá y protector como el de papá, y el deseo de templar mi corazón con el tuyo me devuelven la paz.

Ayúdame a no resistirme, enséñame a ponerme en tus manos pues tuyo soy, Señor, desde que me anhelaste. Y tuyo seré hasta el final para seguirte contemplando en el amor.

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