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NI PARALÍTICO NI PARALIZADOR


LIBERADO POR MI FE
Mateo 9, 1-8


Se habla también de actitud cuando de ser discípulo de Cristo se trata. No son pocas las veces que me quejo porque no siento tu presencia en mi vida, Señor, e ignoro que no es tu ausencia sino mi parálisis la que me sujeta a estar postrado en la desesperanza, la culpa, el miedo y la falta de ilusión. Es fácil preferir dar lástima que escuchar tu Palabra y tomar las riendas de mi vida, trabajar por el Reino de los Cielos y hacerlo palpable a los demás.

Otra actitud puedo tomar también cuando me paso la vida criticando y sometiendo a los demás a una parálisis que les impide vivir la alegría de tu amor. Mi envidia, mi ira, mi soberbia, mi indiferencia y mediocridad paralizan el Cielo y se lo niegan a los que me rodean.

Incrementa mi fe, Señor, para no quedarme postrado en mi camilla. Y dame el don de la conversión para contemplar la alegría de tu salvación.

Fray Pedro.

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