La misión de todo bautizado es ser predicador del Reino de Dios y nadie puede excluirse de dicho compromiso. Pero no siempre sabemos hacerlo de manera correcta.
Pensamos que es necesario leer muchos libros, aprender citas bíblicas de memoria, estudiar otros idiomas. Muchos creen que es necesario ser monja, sacerdote o religioso para lograr hacerlo.
En verdad, lo único que necesitamos es dejarnos mover por tu Espíritu. Todo lo anterior nos sirve pero sin el Espíritu nada lograremos. Y para sentir tu poder, Señor, es necesario ser humildes, aceptar que somos de barro y nos rompemos, que lo maravilloso está dentro de nosotros y Tú nos lo das para lograr construir tu Reino.
Perdóname, Señor, porque muchas de mis predicaciones estuvieron vacías de tu Espíritu. Y ayúdame para corregir mis errores, pedir perdón a quienes he ofendido, orar por quien sufre a causa de mis incoherencias y a dejarme impregnar por tu poder que sana, me hace sabio, sagaz y prudente. Así predicaré con eficacia y avanzaré en el cumplimiento de mi misión como cristiano: liberando, sanando y anunciando.
Fray Pedro
Hermosa reflexión que sale desde lo más profundo de su ser, que el Espíritu del Señor, se derrame siempre en usted, mi querido Fray. Saludos
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