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JUZGADOS EN EL AMOR




¡Cuánto es el miedo de ser juzgados por Dios! Se nos olvida que en cuestiones de juicio hay un gran abismo entre la forma de pensar del ser humano y la manera de ser de Dios.

Nos da miedo el juicio de Dios porque nosotros sí juzgamos y lo hacemos sin misericordia, sin amor. El hombre se llena de odio, de rencor, de orgullo y soberbia y le cuesta ser misericordioso en su juicio con su hermano.

¡Cuán lejos estamos, Señor, de tu dinámica! Si pudiéramos convencernos de que tu juicio será con amor y en base al amor, nuestras sentencias serían menores. Eres el Juez justo de un tribunal del perdón donde das más importancia al amor que damos y vivimos que al error que cometemos. 

Todo saldrá a la luz, lo dejarás al descubierto, incluyendo nuestro esfuerzo para ser fieles a ti, reflejado en el perdón que dimos, en la compasión que mostramos, en la solidaridad que regalamos. Aunque haya sido muy poco, aunque casi sea imperceptible, tú lo pondrás a favor nuestro, para que sea por el amor y no por el pecado que podamos ser juzgados.

Perdona, Señor, mis infidelidades y ayúdame a no juzgar a mis hermanos en base a su pecado sino tomando en cuenta sus expresiones de amor.


Fray Pedro

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