Una de las expresiones de la compasión es el cuidado del otro, y ponerse en los zapatos del hermano requiere de humildad y amor. A veces nos gana el deseo de presumir un conocimiento que los demás no tienen. ¡Qué pena es considerarse conocedor y no ser compasivo!
Vivimos en una constante competencia que nos hace cuidarnos unos de otros y valorarnos por lo que sabemos y no por lo que somos y amamos. Nos volvemos engreídos y dejamos de construir ambientes de verdadera fraternidad engañándonos con un conocimiento que no está al servicio de los demás sino de la sed y del hambre que tengo de aceptación, autoridad y mención.
Ayúdame, Señor, a construir con el amor y a no destruir con mi conocimiento. Enséñame a entregarme al servicio de los demás con todo lo que Tú me concedes día a día y ser un verdadero testimonio de tu presencia en la historia de mis hermanos.
Fray Pedro.
Comentarios
Publicar un comentario