Evangelio según san Lucas 6, 39-42
Es difícil que dejemos de ver los errores en los demás. Es aún más difícil ocuparnos de descubrir nuestros errores. Optamos por lo más sencillo, criticando a los hermanos, para no vernos envueltos en conflictos con nuestras propias faltas.
Basta abrir la boca para lastimar con nuestro juicio y dejar ver que no son más que mis propias proyecciones las que me llevan a ser tan mordaz en mis sentencias. "Lo que me choca me checa". Y pasa seguido que cuando algo me causa conflicto en mi persona lo rechazo, aún con más repulsión, en los demás. ¿Qué clase de discípulo soy? ¿A quién quiero engañar?
Hoy quiero pedirte, Señor, que me cierres la boca y que me des valor para reconocer mis errores, mis conflictos, mis hipocresías, mis incoherencias. Ayúdame a trabajar mi persona para que cuando quiera hablar de un hermano, lo haga con mis conflictos resueltos y mi corazón en la mano, de tal manera que mi crítica sea siempre para construir y no para destruir.
Fray Pedro.
Comentarios
Publicar un comentario