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Para ser cristiano comprometido no necesito tomar cursos de retórica con el fin de persuadir a los demás. Me lleno de palabras la boca, muchas de ellas sin entender, para predicarte, Señor, y mi corazón sigue vacío de ti. Me canso de corregir, de juzgar y criticar a quienes hablan con humildad de su experiencia de encuentro contigo y yo sigo sin entender que para predicarte no es indispensable hablar de ti sino vivir como tú.
Esa Palabra tuya que tenía poder para arrojar demonios ha de ser el conjunto de mis acciones de amor para arrojar tristezas, culpas y miedos fuera del corazón del que sufre. Sólo tu Espíritu me da la sabiduría para lograrlo.
El mensaje que debo predicar es el de mi vida llena de ti, no tanto para persuadir sino para que mis hermanos se convenzan por sí mismos a buscarte, conocerte, escucharte y ser como Tú en el amor, el perdón y la compasión.
Fray Pedro
El ejenplo no necesit@ de palabras,contagia y entusiasma
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