¡ÁBREME PARA PODER ESCUCHARTE!
Nos cuesta aceptar que muchas veces tenemos una fe muy débil. Nuestra fe depende de lo bien o de lo mal que nos va en la vida, haciendo de aquella un negocio de conveniencia y no una experiencia de confianza en Dios.
No se trata de creer porque vea, tenga o sienta; se trata de creerle a pesar de que no vea, no tenga o no sienta. Mi fe debería ser sin condición.
Si abriéramos nuestros ojos con un corazón sincero, no sólo veríamos la presencia de Dios en nuestras vidas, sino que escucharíamos su Palabra en nuestro interior. Y si escucháramos al Espíritu más seguido nos convenceríamos del Cielo que podemos vivir todos los días.
Fray Pedro
Comentarios
Publicar un comentario