Lucas 1, 5-25
En una espera que me exige abrir los ojos del corazón para vivir tu Navidad, Señor, también es indispensable que me ocupe de pedirte que incrementes mi Fe.
¡Cuántas maravillas me regalas diariamente, Señor! Todas ellas son signo de tu presencia y de tu amor. Pero aún así no me das gusto porque no se ajustan a mis planes, a lo que deseo para mí, a mis comodidades, a mis urgencias accidentales. Te dejo con tus manos estiradas, llenas de dones para mí, porque aún no te creo, porque lo veo muy imposible, porque es inalcanzable, porque es una locura.
Que mi incredulidad, Señor, no sujete mi lengua para cantarle al mundo lo misericordioso que eres. Ayúdame a releer mi vida, buscándote en ella y convenciéndome que la Navidad es tiempo de gritarle a los demás cuánto nos amas para, así, amarnos nosotros también.
¡VEN SEÑOR JESÚS!
Ven señor Jesús!!!!!!!!
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