Señor, en muchas ocasiones mi desesperación y mi miedo me hacen exigirte signos. Me ciego y hago insensible mi corazón a tu presencia.
Hoy quiero pedirte Señor que des luz a mis ojos y a mi corazón para ver esos signos, que siempre pido, en las vidas de mis hermanos. Ayúdame a darme cuenta que la experiencia de tenerte en mi vida depende de mi apertura a los demás. Por eso eres el Dios-con-nosotros, porque te haces presente y nos llenas de gozo cuando nos reunimos en tu nombre.
Quiero ver tu rostro en mis hermanos, tu sonrisa en el pequeño, tu mano que toca la mía en el amigo, tu consuelo en mis padres, tu cielo entre los míos.
¡VEN SEÑOR JESÚS!
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