Mt 8, 5-11
En este adviento, Señor, me invitas a estar a la escucha de tu Palabra. Con tantos ruidos de la ciudad es complicado concentrarme para lograrlo, pero es aún más difícil contemplarte con los ruidos que traigo en mi interior.
Ayúdame, Señor, a vaciarme de mis ruidos para que tu Palabra pueda retumbar en mi corazón, pueda transformarme y sanarme, dejándome bien dispuesto para vivir tu Nacimiento.
Incrementa mi fe para que, al igual que aquél oficial romano, me baste una sola Palabra de tu boca para vivir tu salvación.
Incrementa mi Fé....
ResponderEliminarQue así sea Gaby!!!!
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