Mt 9, 35 - 10, 1. 6-8
Señor, hoy estoy llamado a la compasión; tenerla me permite experimentar pasión por la realización de algo o de alguien. Veo a mi alrededor a muchos hermanos deseosos de una luz de esperanza, anhelantes de un soplo de tu Espíritu. ¡Cuántos corazones apachurrados, apagados, tristes, heridos!
Hoy quiero renovar mi compromiso como cristiano a participar de tu Campo, de tu Cosecha. Hay tantos corazones que regar con gotas de amor, hay muchas vidas que abonar con esperanza y fe; hay tanto por hacer aún. El Cielo es una experiencia comunitaria y no la puedo vivir con plenitud si falta un corazón por sanar.
Todos somos responsables de que el Cielo llegue hasta el último rincón, todos estamos ob-ligados a desgastarnos por tu Reino. Al final, será el gozo pleno en una gran fiesta y un banquete que sacia la sed y hambre de amor.
Tu Reino no está, Señor, donde rezamos mucho, sino donde queremos ser hermanos unos de otros.
Comentarios
Publicar un comentario