Evangelio según san Marcos 1, 21-28
Señor, estoy convencido que tu Reino se puede vivir desde aquí y ahora. El Cielo no debería considerarlo el 'premio' que recibiré por portarme bien, sino la realidad que puedo proveer desde mi más sincero anhelo a ser feliz y hacer felices a los demás; anhelo que tú has puesto en mi corazón, Señor, y realidad que será plena cuando esté en tu presencia.
Cuánto me pesa darme cuenta que yo mismo me quito la posibilidad de gozar de ese Cielo. Cuánto me apena saberme responsable de arrebatárselo a muchos de mis hermanos. Es mi envidia, mi orgullo, mi soberbia, mi odio, mi egocentrismo, el miedo, la indiferencia, demonios que tengo que vencer en mí pues son los que me privan de gozar tu Reino.
No basta hacerme presente en tu templo, no basta teoría y conocimiento, no bastan rezos y ritualismo, necesito tu voz que grite en mi interior: ¡Cállate y sal de él! para que pueda vencer esos demonios y deje de arruinarme la vida y deje de arruinársela a los demás, haciendo posible tu Reino, tu Cielo, desde hoy y desde aquí.
¡Quiero ser feliz, Señor!
Muy cierto!!!
ResponderEliminar