Señor, en ocasiones caigo en la comodidad de ser un cristiano de nombre, de rezo, de cruz en cuello, de misas. Se me olvida que no sólo he de profesar mi fe, sino también vivirla y dejarla ver a los demás.
¡Cuesta ser “Cristiano” de verdad! Cuesta el señalamiento, la burla, la crítica, el cansancio, el abandono. Y cuesta más cuando todas estas incomodidades vienen de la familia, hermanos, amigos.
Ayúdame, Señor, a mantenerme firme en los momentos en que tengo que defender los valores del Reino, en los momentos en los que, al parecer, nadie está de mi parte. Confío en que me darás paz en mi corazón, palabras sabias de convencimiento y un corazón compasivo y misericordioso para no desfallecer en esos momentos.
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ResponderEliminarEn realidad actualmente resulta muy dificil hacer lo correcto en muchos ámbitos de la vida. Pareciera que pedir aquello que implica esfuerzo, disciplina, dedicación y esfuerzo resulta en un atentado en contra de los "derechos humanos". Ayudanos Señor a mantenernos en el camino que tus nos enseñaste.
ResponderEliminarGracias Marlene por tus palabras
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