Quiero recordar hoy, Señor, que he sido creado para vivir en tu Reino y para construirlo día a día entre los que me rodean.
No puedo cerrar mis ojos, mis oídos ni, mucho menos, mi corazón. Necesito estar abierto a la experiencia de mis hermanos para vivir tu Reino.
Ayúdame a alimentar a los demás con mi vida, a saciar la sed de cariño, a vestir a mi hermano con mis abrazos, a visitar el corazón herido, a hospedar a todos en mi corazón. Así, sólo así, te puedo vivir como mi Rey y Señor.
Todos llamados al Reino Alejandra del Cueto C OP
ResponderEliminarEs hora de vencer el miedo a hacer el bien, a salir al encuentro real con los necesitados. Dejar la apatía y el temor de ser testigos de ese Reino que ea concreto y real en lo sencillo no en la teoría y en lo etéreo.
ResponderEliminar