No necesito golpear o disparar para lastimar a alguien, basta un juicio sin misericordia para destruirle la vida. Es tan fácil hacerlo y tan difícil enmendarlo que nuestros descuidos causan profundas heridas en los corazones de quienes nos rodean.
Juzgar a los demás sin misericordia es la más clara expresión de la basura que llevo dentro y que no me hace ser feliz, es la proyección de la ausencia de Dios en mi vida.
Ayúdame Señor, a sanar mi interior para que mis palabras no destruyan a los demás, para que mis juicios no lastimen a mis hermanos. Ayúdame a pronunciar solamente lo que edifique y permita construir Reino de Dios entre nosotros.
Fray Pedro.
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