REFLEXIÓN PARA LA MISA DE NIÑOS
En el evangelio de este domingo se nos narra cómo Jesús se enfadó por ver a los vendedores en el templo. Lo que a él le molestó fue que la gente negociara y robara en un lugar tan sagrado como lo es el templo, ahí donde podemos encontrar a Papá Dios.Lo que hizo Jesús fue sacarlos a todos y tirar sus puestos. Toda esa gente realmente no se preocupaba por respetar el templo sagrado. Toda esa gente fue expulsada por Jesús y les gritó lo equivocados que estaban. Él les dijo: "Yo soy el verdadero Templo de Dios".
Hoy podemos reflexionar sobre el templo de nuestro corazón. ¡Sí!, nuestro corazón es templo de Papá Dios pues ahí lo podemos encontrar: en nuestro corazón. Y si es templo de Dios tenemos que respetarlo y cuidarlo. No podemos hacer negocio con lo más bello que tenemos en nuestra vida: la vida, el amor, la alegría, nuestra libertad. No podemos cambiar lo hermoso de la vida por mentiras, enojos, envidias, violencia, tranzas y robos.
Y no olvidemos lo que Jesús les gritó a los comerciantes: "Yo soy el verdadero Templo de Dios". Si queremos hablar con Papá Dios y queremos sentir su abrazo lleno de amor, pidámosle a nuestro hermano Jesús de Nazaret que nos ayude pues Él sabe muy bien cómo hacerlo.
En esta tercera semana de Cuaresma, saquemos de nuestro corazón todo lo que lo puede ensuciar y sintamos cómo Papá Dios nos habla desde el sonido de nuestros latidos.
Muy cierto!!!
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