REFLEXIÓN PARA LOS NIÑOS
En la lectura del Evangelio de la misa de este Domingo 5º de Cuaresma se nos relata el deseo de mucha gente de conocer a Jesús. Los discípulos y amigos de Jesús eran quienes les ayudaban a todos para poder acercarse a Él y conocerlo.
¿Sabes por qué los discípulos y amigos de Jesús ayudaban a los demás a acercarse al Maestro? Porque lo conocían muy bien. Habían vivido con Él, comieron con Él, aprendieron con Él, lo escucharon siempre y caminaron junto con Él.
Esta última semana de Cuaresma nos tenemos que poner las pilas y ayudar a alguien a que conozca un poquito más a Jesús. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? Empecemos dando señales de que Jesús es nuestro amigo y que lo conocemos bien: siendo amables, siendo obedientes, orando para bendecir el alimento, perdonando a alguien, compartiendo el almuerzo en la escuela, ayudando a quien esté solo, platicar con el que nadie quiere hablar, juntarse con aquel chico en el salón que todos ignoran. Ahí tienes algunos ejemplos.
Al ser buen discípulo y amigo de Jesús lo das a conocer a todos los que te rodean. Ya es hora de que nosotros también lo demos a conocer poniendo nuestra semilla de amor en los corazones de los demás.
Dificil pero no imposble, podemos empezar por pequeñas acciones e irlas aumentando hasta que formen parte del ser y hacer cotidiano.
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