En el Evangelio, Jesús nos invita a amar a nuestros enemigos. Sin embargo esta invitación choca con todos nuestro esquemas. Es realmente difícil concebir que voy a amar a quien me hace daño. Aún más, en una sociedad como la nuestra, donde abunda la violencia, la injusticia y la maldad, creo que es complicado hablar en la tonalidad en la que lo hace Jesús. Entonces ¡ser cristiano es más que portarse bien! Si bien es cierto que Jesús pide algo que parece absurdo en nuestros días, también lo es el hecho que Él sabe por qué lo pide: porque se puede lograr. Es capaz de llegar a esta actitud solamente el que escucha la Palabra, que resuena en el interior de cada uno de nosotros y que es, en la mayoría de los casos, opacada por tanto ruido externo e interno. Creemos saber mucho y con ello nos sentimos capaces y dueños de todo: ¡vanidad de vanidades!, como lo dice el libro de Eclesiastés (12,8). Si tan sólo cambiáramos esa vanidad por el "amor", nuestra vida estaría mo...