Ir al contenido principal

AMAR NO ES SENTIR, ES DECIDIR


JUEVES SANTO 2012
Lectura:  Jn 13, 1-15.


El amor no es un sentimiento,
es una decisión.

En una sociedad como la nuestra es muy difícil hablar de amor sin aludir a toda la propaganda que se ha creado para ‘venderlo’. Pareciera que el amor se puede comprar u obsequiar con un pequeño regalo. En ocasiones caemos en una negociación de ‘amores’ para cubrir mis necesidades afectivas. ¿En dónde nos hemos perdido?
Hermanos, el amor no es un mero sentimiento sino una decisión.
No se trata de sentir escalofríos, cosquilleo en el estómago o sudoraciones en todo mi cuerpo. El amor va más allá de estas sensaciones, rompe todo tipo de esquemas, hace humilde al que lo quiere otorgar, implica libertad, gratuidad, respeto y obediencia.
En el Evangelio de San Juan se nos presenta la experiencia misma del amor. Jesús lava los pies a sus discípulos rompiendo con un esquema de amo y esclavo, pues sólo los esclavos lavaban los pies. Jesús se hace humilde y ama, se siente libre para hacerlo.
Hoy estamos invitados a amar, hermanos. Hoy estamos invitados a que rompamos los esquemas y prejuicios que nosotros mismos hemos creado entorno al amor. Es urgente que nos decidamos a amar si queremos seguir la enseñanza que nos ha dejado el Señor en esta su última cena.
También es necesario ser conscientes que no es fácil amar pues, aunque el amor es una virtud que Dios nos da, necesita que nosotros propiciemos el efecto de esta virtud en nuestra vida. Es un caminar el que le espera a aquel que quiere amar de verdad.
No podremos amar sino hasta que nos hagamos humildes. Hasta que reconozcamos lo que somos y lo que no, lo que podemos y lo que no, nuestros vicios y virtudes, reconociendo el barro del que estamos hechos. Esto no es fácil, necesitamos decisión de reconocernos a nosotros mismos y este re-conocernos implica un mirarnos constantemente, un escuchar nuestro sentir, nuestro querer. Reconocernos es llegar al respeto y al agradecimiento constante de lo que somos.
Y una vez que hemos empezado a caminar en esta decisión de amar, la libertad nos impulsará a la búsqueda de los demás. Nuestra mirada no estará fija en el cielo buscando a un Dios que quiero para mí, sino buscará abajo donde mis hermanos me invitarán a encontrar a Dios junto con ellos en su sufrimiento, en su soledad, en su necesidad de compañía.
Este es el camino del amor, el que nos libera y nos impulsa a agacharnos para levantarnos con nuestros hermanos, los más débiles, los olvidados, los que nosotros mismos hemos relegado y abandonado. Este es el camino del amor al cual Jesús en la última cena nos invita, es la decisión de seguirlo, de hacer como él.
Fr. Pedro Barrera Silva, O.P.

Comentarios

Entradas populares de este blog

YA NO TE ODIO HERMANO

Primera carta del apóstol san Juan 3, 11-21 Señor, mi conciencia muchas veces me reclama la incoherencia en la que vivo y la mentira en la que me convierto cuando digo amar a mi hermano y no lo demuestro con mis acciones. Amar va más allá de expresar palabras bellas y deseos hermosos. Amar implica romperse uno mismo para dejar que, de verdad, el otro habite en mi corazón. Sólo en la verdad se puede amar. El odio me convierte en cómplice de muerte y homicida. Te pido, Señor, me enseñes a amar. Pongo mi corazón en tus manos para que me sanes del odio y así, sin el reclamo de mi conciencia, pueda gozar de vivir la confianza puesta en ti.

VASIJAS DE BARRO Y CÁLICES DE AMOR

CRISTIANOS HUMILDES Y MOVIDOS POR EL ESPÍRITU 2 Corintios 4, 7-15 Mateo 20, 20-28 Cuando predico no dejo de insistir en la misión que tenemos como Iglesia. No es misión reservada para los consagrados sino que se abre y dirige a todo aquel que se dice ser "cristiano". No es misión de caricatura sino de convicción y acción. ¿A qué misión me refiero? A la misma de nuestro Maestro, Jesús de Nazaret: predicar el Reino de Dios, Reino de amor, de perdón, de reconciliación, de solidaridad, de alegría y salvación. Reino en el que todos somos hermanos y vemos unos por otros. ¿Fácil? Nunca lo ha sido. Por eso siempre consideremos el barro del que estamos hechos. Meditemos desde la humildad lo que la Gracias nos permite lograr cuando la dejamos actuar en nosotros. Somos imperfectos y lo que es perfecto es lo que llevamos dentro y nos mueve a ser signos del Reino de Dios, signos del Amor. Fray Pedro

UNA RELIGIÓN MEDIOCRE

Del Evangelio según san Marcos 2, 23-28 Señor, si lograra entender la dinámica del amor a la que tú me invitas, estoy seguro que podría gozar de una alegría más constante y verdadera. Pero no alcanzo a ser consciente de esa realidad que pones al alcance de mi mano y corazón. Me gusta ostentar que te conozco, que conozco tus leyes y que las cumplo, pero mi expresión a mis hermanos dice todo lo contrario. Creo, Señor, que profeso una fe a medias, que soy un cristiano a medias, que vivo una religión a medias, porque prefiero fijar mi mirada al cielo cuando hay quienes ruegan que me agache de mi orgullo y soberbia para escucharlos y ayudarlos, para darles credibilidad, compasión y un poco de ti. No quiero ser un cristiano a medias. ¡Quítame, Señor, la mediocridad! y ayúdame a vivir lo que creo, lo que profeso y lo que digo conocer de ti.